Cómo describirlo? No es tarea fácil.
En la cima de un morro, es un predio cerrado amplio, con una enorme cantidad de árboles, principalmente eucaliptus; y más de 100 cabañas distribuidas en su interior, como perdidas en el bosque.
Desde una cabaña se llega a ver otras, pero hay que encontrarlas entre la arboleda.
Los senderos internos bien delineados, prolijos, se pueden pasar horas recorriéndolos.
Hay un lago artificial que debe tener aprox. 3 has, con una playa de arena en un costado, un cartel indica profundidad máxima 3 metros.
A un costado del lago el restaurante, bastante elevado, y desde la playa se ve el edificio del hotel.
Adyacente al lago hay otro pequeño lago. Uno de sus frenteros es un escultor residente allí, que ha decorado con esculturas toda esa zona; realmente es algo sorprendente.
Del otro lado del lago está también el salón comunitario y canchas de voley sobre arena, bochas y juegos infantiles.
Fuimos invitados por sus propietarios a conocer un par de cabañas, y cordialmente compartimos unos cimarrones. Parece no haber dos cabañas iguales, algunas más pequeñas y otras muy grandes, evidentemente para familias extensas. También hay algunas en que se nota una muy importante inversión en su decoración y equipamiento. Lamentablemente también hay algunas abandonadas y no será fácil reacondicionarlas.
La información que nos dieron es que hace algunos años había más de 70 cabañas con familias residentes permanentes, mientras que ahora quedan aprox. 15. La razón fundamental es que si bien no está demasiado lejos de Porto Alegre (70 km) no es fácil la ida y regreso diario para quien trabaja en esa ciudad, un conglomerado urbano de más de 4 millones de habitantes, tanto por el costo como por lo complicado del tránsito.
Hay una pequeña proveeduría atendida por Eta y Verónica, que también tienen cabañas para alquilar.
Cerca de la proveeduría y de la entrada está la zona de camping, muy bien organizada con sitios para instalar la carpa o motor home bajo unas estructuras livianas pero protectoras. Al lado todo los sanitarios necesarios, parrilleros, etc., y un laguito decorativo donde se puede pescar.
Hay un gimnasio con sauna; y una posada, que cuando estuvimos no estaban habilitados.
Seguimos disfrutando de Colina do Sol también el Viernes Santo. Hacia la tarde de ese día empezaron a llegar nubarrones ominosos, y en un momento el encargado del restaurant nos avisó que las tormentas allí, en la cima del morro, son fuertes y que la que venía iba a serlo.
Alcanzamos a llegar desde el lago hasta las cabañas cuando se desató una tormenta tremenda. A tal punto que en Porto Alegre, generó 22 muertos y desaparecidos. Al día siguiente (sábado 23 de abril) avisamos a nuestras familias que estábamos bien, y como estaba todavía muy nublado y fresco, decidimos viajar hasta Torres, a aproximadamente 180 km . Algunos se dieron un chapuzón en el mar, almorzamos muy bien y al regreso nos preparamos para el “rodizio” de pizzas y la celebración de la llegada del conejo pascual, en el restaurant.
Interactuando con los concurrentes (fue una reunión textil) tuvimos la suerte de conversar con el administrador del restaurant y del hotel de Colina do Sol, que ahí nos enteramos que es Celso Rossi, uno de los impulsores del nudo-naturismo brasilero desde hace muchos años, aunque nos comentó que está “jubilado” de la militancia naturista. Es realmente un hombre encantador y culto, y fue un gusto conocerlo.
El domingo de Pascuas dos parejas se quedaron a seguir disfrutando de Colina do Sol, compartiendo el almuerzo a la canasta que se hizo en el salón comunitario, mientras que las otras dos salimos a conocer las ciudades de Gramado y Canela, a aproximadamente 60 km de distancia.
Gramado llamó la atención porque es una ciudad temática. Es decir, toman cualquier acontecimiento, por ejemplo Pascuas, Oktoberfest, Navidad, etc. y decoran TODA la ciudad en forma acorde, no sólo los negocios sino también los adornos de las calles y de los edificios. Prácticamente parece ser un shopping a cielo abierto.
Canela no tiene ese ambiente tan temático, pero es una muy linda ciudad, mucho más tranquila y tiene su catedral de estilo cuasi gótico que realmente llama la atención.
Son, a mi criterio, ciudades que vale la pena conocer al menos una vez.
Al regreso a Colina do Sol, nos despedimos de Marlene y Collins, que tuvieron un trato excelente con nosotros, ya que cumplieron con creces lo que nos habían dicho que encotraríamos en las cabañas. Y también de Pablo, un argentino que habita en el predio. En todo momento percibimos un ambiente de cordialidad de las otras personas con las que nos encontramos.
Muy temprano en la mañana del lunes 24 emprendimos el regreso, esta vez por vía Uruguayana y Paso de los Libres, llegando perfectamente a Rosario con una satisfacción enorme por la experiencia de conocer Colina do Sol, realmente un paraíso en el sur de Brasil.
Walter Spotto- argentina
waltspotto@yahoo.com.ar
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