Nacido en un pequeño
pueblo de Holanda, fue miembro devoto de una hermandad católica diseñando
los vitrales de la catedral de Hertogenbosch,
En sus pinturas mezcla
motivos astrológicos, de folklore, brujería y alquimia, así como el tema del
anticristo y episodios de las vidas de santos ejemplares. En sus obras
desarrolló un lenguaje de simbolismo visual, que a veces era una traducción
literal de las metáforas verbales de la Biblia. Sus pinturas muestran la
preocupación por la inclinación del hombre hacia el pecado y la condena
eterna a las almas perdidas. Las figuras son libre, simples y con colores
intensos. Sus fuentes principales fueron los manuscritos holandeses,
grabados extranjeros, bestiarios medievales y leyendas y textos de la época
Una de sus obras más
conocidas es el Tríptico del Jardín de las delicias, (Museo del
Prado).
En el primer panel
aparece la creación de Adán y Eva en un mundo poblado de animales reales
e imaginarios (unicornios, perros bípedos,) El panel central
representa al Paraíso terrenal como un sueño erótico donde los seres humanos
pecan a través de la lujuria, Muchos de sus personajes, de diferentes razas,
comen moras, frambuesas o fresas, alegoría a los pecados de la carne En
el tercer panel el sueño erótico se ha tornado en una pesadilla. Un
conejo de tamaño desproporcionado: el cazado se ha convertido en cazador. Lo
que era inofensivo se ha convertido en amenazante. Los otros objetos que
aparecen se convierten en amenazantes al aumentar su tamaño, como el
cuchillo o la llave. Los instrumentos musicales se transforman en aparatos
de tortura, asociados al castigo de la lujuria. Lo que una vez sirvió para
el goce ahora causa dolor.
Es tanta la complejidad
de esta obra que hoy en día se siguen estudiando y descubriendo aspectos
desconocidos de ella y es una de las más estudiadas por la significación de
sus simbolismos.
Cada uno de los detalles
que reproducimos constituye una obra de arte en sí misma y sacándolos de su
contexto podría representar un producto artístico de la modernidad.