Olivier Dubois es director del Centro Coreográfico Nacional Roubaix Nord
– Pas de Calais desde 2014 y fue elegido entre los 25 mejores bailarines
del mundo en 2011 por la revista Dance Europe.
En
2012 Dubois estreno en el Festival d’ Avignon, “Tragédie”,
un espectáculo etiquetado de “degenerado” y “decadente” por el Frente
Nacional francés a causa de estar interpretado por 18 bailarines (9
hombres y 9 mujeres) completamente desnudos de principio a fin de la
pieza, de 90 minutos de duración. Concebido como un inmenso crescendo
coreográfico, Tragédie causó sensación en el Festival.
Este
espectáculo contiene similitudes con
la tragedia griega: de
caminar a correr. Pararse. Aparecer y desaparecer.
Los movimientos de los
intérpretes, que a menudo se asemejan a marchas militares, se suceden al
ritmo de las creaciones y pulsaciones musicales de su colaborador
habitual, François Caffenne. Este espectáculo contiene luces
estroboscópicas y desnudos integrales.
Dubois ha declarado que “el
arte debe ser incisivo”.
Con el foco puesto en la anatomía del cuerpo humano, este espectáculo
explora literal y metafóricamente la condición humana, su fragilidad, a
través de movimientos repetitivos que construyen una atmósfera tribal,
expresionista y tensa que avanza hacia la catarsis colectiva.
“La desnudez es
esencial en este proyecto, pero sólo es su tarjeta de presentación. Aquí
no se incluye la acción de vestirse y desvestirse, la desprotección de
los bailarines es constante, los cuerpos ni se exhiben ni se ocultan. La
obra, para mí, habla del enigma del hombre y de la humanidad y tiene una
potente carga política”,
explica.
“Inevitablemente ver
sobre el escenario estos cuerpos desnudos nos hace reflexionar sobre
nuestra propia intimidad. En esa mirada hacia nuestro interior es
inevitable plantearnos nuestra relación con el mundo y viajar de lo
íntimo a lo universal”,
prosigue Dubois.
Esta obra está inspirada en "El
nacimiento de la tragedia"
de Nietzsche, en el que
alaba la trascendente liberación del baile,
Tragédie
es la conclusión de una trilogía de piezas que se centra en los temas de
la resistencia y la insurrección.
Sobreexpuestos en su desnudez, nueve mujeres y nueve hombres
desarrollan una forma corporal distinta, tras deshacerse de sus
problemas sociológicos, históricos y psicológicos…Y finalmente
establecen un glorioso coro de cuerpos y canciones.
Con Tragédie,
Olivier Dubois nos enfrenta a un “sentimiento del mundo”.
“Sobreexpuestos en su desnudez, nueve
mujeres y nueve hombres se funden y producen, con el roce de sus
acciones y movimientos, un estrépito. Conjuran una forma corporal única
y distinta que les despoja no solo del vestido, sino también de todo su
bagaje histórico, sociológico y psicológico. Sobre el escenario, una
fractura que se abre y deja entrever, en ese tumulto telúrico, la
preciosa trascendencia de una comunidad humana”,
señalan los organizadores.
El espectáculo comienza
en la oscuridad y el sonido es de un ritmo regular de batería
electrónica. De la oscuridad surge una mujer desnuda caminando que
aparece y desaparece reiteradamente en la nada. Luego aparecen más,
hombres y mujeres desnudos mientras el ritmo va agudizando los nervios.
El espectáculo de a poco se va tornando cada vez más caótico. Y mientras
la iluminación va aumentando gradualmente y los 18 miembros del Ballet
du Nord, todos desnudos - andan de un lado a otro. El ritmo se va
acelerando y se torna frenético. Los bailarines, avanzan, retroceden, se
mezclan en diagonal, con avances y retroceso. A estas alturas, la
partitura es una especie de chirrido tecno, casi molesto al oído.
Lo que Dubois logra es crear un estado de ánimo
cuidadosamente regulado y también inmunizarnos a la vista de la desnudez
del escenario El sonido ruge, los cuerpos se ponen a vibrar, los pasos
amartillan el suelo, como una marcha militar. Pero poco a poco el
sistema se traba. Una fisura, y otra... El grupo se cae, se levanta. Por
fin entran en contacto. Como una epidemia, la libertad es contagiosa,
pero la fuerza del grupo es más fuerte que los obstáculos.
El trance de los bailarines, nos arrastrará. Cuerpos y almas
se unen para luchar y crear un espacio en común. Los cuerpos expresan
mucho más que las palabras: la fuerza del cuerpo, el agotamiento, la
resistencia, la posible humanidad en cada uno de nosotros.
Como una persistencia retiniana, auditiva y corporal,
Tragédie es un soplo de vida, un trance energético, una fisura en
nuestro sistema corporal y sensorial.
La obra se ha representado desde su estreno en distintos
países de Europa y América.