EL DESNUDO COMERCIAL

En las décadas de 1970 y 1980, los fotógrafos de moda comenzaron a presentar una nueva y polémica imagen del cuerpo femenino.

El pionero en este respecto fue el alemán Helmut Newton (1920-2004). Las fotografías de desnudo que hacía Newton eran abiertamente sexuales, con un trasfondo amenazante; aunque se solía cuidar que las modelos parecieran formar parte de una elite social, con frecuencia se mostraban, con un estilo propio del reportaje, sorprendidas en entornos sórdidos y participando en actos de fantasía y fetichismo.

Gracias a su trabajo, se convirtió en un artista muy influyente en el campo de la moda, aunque se pensó que algunas de sus fotografías contenían una carga demasiado sexual para las revistas americanas y solamente se publicaron en Europa.

En la década de 1980, Newton desvistió a la mujer dinámica e independiente en una serie llamada Big Nudes. En esta serie, las mujeres eran muy altas y estaban completamente desnudas, no llevaban nada más que el maquillaje y tacones. Big Nudes se exhibió en impresiones de tamaño real con las que se pretendía provocar al espectador mostrando mujeres seguras de sí mismas que sabían lo que querían y que parecían muy conscientes de su belleza y sexualidad.

Otros fotógrafos siguieron el ejemplo de Newton con el mismo deseo de llevar la fotografía de desnudos al límite. Ante la amplia variedad de estímulos visuales de las revistas, la televisión por satélite y cable, el vídeo y el cine, se empleaban imágenes impactantes para captar la atención del público. Las campañas de United Colours of Benetton de la década de 1980, la moda heroin-chic de los años noventa, y poco después, la fotografía “arte porno” lograron impactar a los espectadores mediante el uso atrevido de contenidos políticos en imágenes de moda convencionales, como se puede observar en las campañas publicitarias del fotógrafo estadounidense Terry Richardson (1965).

La consideración estética y la aprobación de los colegas de profesión tuvieron que quedar relegadas a un segundo plano con frecuencia a favor del impacto comercial para el que estaba pensada la fotografía; esto se ha aplicado a los preciosos desnudos creados por los principales fotógrafos comerciales, como el alemán Peter Lindbergh (1944) y el francés Patrick Demarchelier (1943), entre otros.

MÁS QUE DESNUDEZ

En la era digital en la que nos encontramos, las imágenes se almacenan invisiblemente en un sistema informático. Mientras que la fotografía tradicional fue en otros tiempos la forma más importante de proporcionar imágenes a los medios, ahora es normalmente el ordenador el que produce y modifica las imágenes, utilizando códigos digitales; se puede construir una representación íntegra del cuerpo humano partiendo de un esquema matemático o, también, se puede crear modificando una imagen almacenada.

Obviamente, esta revolución también influye en cómo el fotógrafo se enfrenta al cuerpo desnudo; la perfección ya no es necesaria en el momento en el que se pulsa el botón de obturación y la fotografía ahora sirve como base para el trabajo de un pintor en un lienzo digital. La piel se puede pintar con un aerógrafo, se pueden agrandar los ojos, los pechos y los labios, se pueden reducir cinturas y mandíbulas, se pueden alargar cuellos y piernas; la perfección del desnudo puede mostrarse ahora completamente artificial y ser absolutamente verosímil. La fotografía ya no necesita capturar el “momento decisivo”, por utilizar las palabras de Henri Cartier-Bresson; en lugar de eso, puede entrar en el mundo del pintor virtual. Como la tecnología actual abre una infinidad de posibilidades, trabajar con el cuerpo desnudo mediante la fotografía ya no conoce más límites que los de la imaginación.

Sin embargo, la necesidad de expresar estética, sensualidad y erotismo es esencialmente humana y esta autenticidad emocional se puede pasar por alto cuando se utilizan trucos técnicos avanzados o cuando se pretende captar la atención del espectador. Llevar la fotografía al límite simplemente por llevarla suele terminar en meros efectos espectaculares. Pero, aunque algunos artistas pueden haber decidido seguir ese camino, existen claros indicios de reacción contra la tendencia dominante. A pesar de la era digital, a principios del siglo XXI se encuentran signos del comienzo de una vuelta a lo natural, lo sensual y lo sensible, así como un afán por revelar más que nunca la inspiración interna del artista.

Fuente:

https://infonudismo.wordpress.com/category/monograficos/page/3/

Desnudo Fotografía. El arte y la técnica (fragmento). Ediciones Akal 2010. Autor: Pascal Baetens.