El pudor por Pedro López Anadón (*)
Algunos autores consideran que el origen de la
palabra pudor viene de olor, más bien del mal olor, y de la reacción
instintiva frente al mismo, pero existen también sinónimos como vergüenza,
sonrojo etc.
Los primeros humanos que habitaban lugares fríos,
no llevaban ropa, aunque al final la utilizaron como protección contra las
inclemencias del tiempo, pues el hombre perdió la costumbre de enfrentarse a
pecho descubierto a los cambios de temperatura. En estas
primeras civilizaciones es muy común que se exhiba sin recato cualquier
parte de la anatomía humana, aunque el sentido del pudor es anterior al
recato sexual y engloba la vergüenza de enseñar lo que para el individuo
debe quedar oculto -lo que pertenece a su esfera privada-, valores todos
ellos aprendidos dentro del contexto social.
Por eso el pudor no tiene por qué venir
necesariamente identificado con lo sexual, pues lo sexual no tiene el
monopolio del pudor. El pudor es un sentimiento de vergüenza de mostrar lo
que el individuo considera pertenece a su esfera más íntima, lo que no desea
mostrar al extraño.
En la actualidad y con carácter casi general, el
pudor se extiende a tres áreas definidas: los genitales, incluyendo el pecho
de las mujeres, el ano y los sentimientos que se quieren disimular. También
se incluyen las conductas derivadas o conexas con dichas zonas (la cópula,
defecar, etc.).
En relación a los sentimientos, hay mucha
diferencia entre los individuos y las sociedades, pues lo que uno considera
íntimo otro puede mostrarlo sin recato. Por eso, .para ciertos indios del
río Amazonas, el enseñar el sexo e incluso hacer el amor en público no es
motivo de vergüenza, y sin embargo, lo es comer delante de todos.
El sentimiento del pudor se origina por la
violación de lo que el individuo considera su intimidad, su esfera más
personal, y he descubierto que este sentimiento tiene un antecedente entre
los simios con las manifestaciones y emociones que expresa el perdedor ante
la victoria del oponente. El rudimento del pudor en los simios tiene mucho
que ver con las conductas de dominancia, de la lucha por el poder: En estos
casos el vencido realiza una serie de conductas no verbales que van desde el
gimoteo a posturas de sumisión ante la agresión recibida, no dirigirá
directamente su mirada al oponente y frecuentemente la bajará. Muchos de
estos gestos son idénticos a los que los humanos realizamos ante una
situación que nos produce vergüenza o azaro.
Ello significa que algunas de estas expresiones
simias se incorporaron al comportamiento humano asociándolas con el pudor,
comportamiento similar a las conductas de sumisión de los antropoides, en
las que tiene que haber una violación de lo que el individuo considera un
derecho personal e íntimo. Ante esa violación inesperada de su intimidad, la
persona desvía y baja la mirada, se encoge, se sonroja y hasta
frecuentemente balbucea.
Para la existencia del pudor sexual, ha sido
necesario que la sociedad en su conjunto considere el sexo como parte íntima
de la personalidad, por tanto, como algo que no debe compartirse con los
demás y que si es accidentalmente expuesto, deviene un sentimiento de
vergüenza.
Estamos viendo que ese sentimiento es algo
accidental y además variable en cada cultura, incluso el anterior papa, Juan
Pablo II, personaje poco sospechoso de ser liberal, consideraba la
relatividad del pudor: “Hay un cierto relativismo en la definición de lo
que es vergonzante. Ese relativismo puede deberse a diferencias en el
arreglo de las personas... o a diferentes visiones del mundo... también a
las costumbres prevalecientes, hábitos sociales… “
En algunas tribus australianas y africanas, según
vimos, cuando las mujeres que andan desnudas desean excitar al varón, se
ponen un delantal de plumas consiguiendo el efecto deseado. Esta idea es muy
interesante y refuerza la convicción de que uno de los motivos para cubrirse
era justamente provocar más que aplacar los instintos
Esto ocurre en la actualidad con los nudistas y
los llamados “textiles “pues en la playa un bañador que oculta a medias,
provoca y enfebrece más que un desnudo natural.
Las primeras civilizaciones no tenían un sentido
del pudor como nosotros, tributarios de las ideas judeo-cristianas. Se
podría decir en general que había una mayor naturalidad en la consideración
del cuerpo que en modo alguno se pensaba pecaminoso como tampoco lo era la
atracción y el instinto sexual. Por eso la desnudez no producía el escándalo
que en nuestra sociedad ocasiona….
(*) fuente: Fragmento de “El desnudo al Desnudo” Pedro Lopez Anadón
Ediciones Librería Argentina”
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