Cambio Climático
Antes de esta crisis de salud por causa del COVID 19 nos enfrentábamos
ya como sociedad a enormes desafíos que, lógicamente, han quedado relegados
ahora por la emergencia sanitaria. Pero cuestiones como el cambio climático,
la contaminación y la pérdida de biodiversidad siguen presentes y conectados
con la situación que vivimos.

Cambio climático, contaminación y COVID-19
Como ya se ha visto, la reclusión y la minimización de actividades
comerciales y transporte debidos al estado de alerta han supuesto una
disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo de
la industria y del transporte por carretera. En el corto plazo, esto es una
buena noticia para la consecución de los objetivos de mitigación de gases de
efecto invernadero (GEI).
De forma similar, la contaminación atmosférica en las ciudades se ha
reducido e incluso cabría esperar que este hecho redunde en la salud de las
personas que habitan estos núcleos, normalmente sometidas a altos niveles de
contaminación. De hecho, podríamos aventurarnos a pensar que las muertes
prematuras que se producen al año por la polución del aire podrían disminuir
notablemente.
Cuando esta situación pase, problemas como el cambio climático, la
contaminación atmosférica en las grandes ciudades o la pérdida de
biodiversidad seguirán siendo desafíos de enorme magnitud, frente a los que
proponer medidas también urgentes. y ya se pueden vislumbrar estos retos
post pandemia teniendo en cuenta algunos factores relacionados con la crisis
actual.
1. Los problemas ambientales del efecto rebote
Si la salida de la cuarentena no es paulatina, escalonada, se producirán
picos en el consumo de bienes y servicios. Estos desencadenarán una emisión
masiva de GEI y compuestos contaminantes en un modelo de producción y
consumo todavía fundamentado en el uso de combustibles fósiles. El efecto
rebote, tan deseado desde el punto de vista económico, entraña un riesgo
medioambiental serio. El repunte de emisiones podría incluso compensar la
reducción registrada durante la etapa de confinamiento.
2. Concienciación y educación ambiental
Seguramente esta crisis suponga nuestra entrada en una madurez como sociedad
sin demasiados precedentes cercanos en el tiempo. Muy probablemente esté
naciendo una conciencia de la colectividad y la corresponsabilidad social
determinantes para encarar los muchos desafíos que nos quedan por enfrentar
Las muestras de generosidad, el apoyo mutuo, la importancia y puesta en
valor de servicios públicos esenciales como la sanidad, la educación y la
investigación son signos del cambio.
Es por tanto urgente reducir la emisión de GEI para frenar un cambio
climático que ya causa el sufrimiento de muchos seres humanos. Un
calentamiento global que también puede acelerar la llegada de enfermedades
como la que estamos sufriendo. Habremos de recordar que, si seguimos
presionando los ecosistemas naturales con un consumo exacerbado de recursos
y territorio, podemos acercarnos a focos de contagio. Podemos perder la
capacidad de resistir el embate de eventos climáticos extremos. Perderemos,
en definitiva, nuestra resiliencia como sociedad.
La necesidad de un cambio de sistema
Esta crisis es una oportunidad para modificar hábitos, para asegurar un
futuro digno a nuestra especie y a nuestra relación con el planeta. Por
ejemplo, la forma en que trabajamos y la forma en que nos relacionamos
podrían ser menos demandantes de recursos. El teletrabajo podría imponerse
como una norma y dejar de ser una excepción. Que los congresos y reuniones
científicas en remoto sean mucho más frecuentes. Todo ello, con el
consiguiente impacto positivo en la mitigación de GEI. Es también probable
que, según experiencias previas, la crisis económica que nos espera tras la
salida de la sanitaria se cebe con la inversión en educación e
investigación.
Fuente consultada:
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/coronavirus-y-futuro-planeta_15406
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