El Cristo Desnudo

A lo largo de la historia, el desnudo en el arte ha sido muy recurrente y tenemos excelentes pruebas de ello. Desde las exuberantes Venus paleolíticas, estatuillas femeninas de reducido tamaño, pasando por la perfección de las esculturas clásicas griegas, considerada durante mucho tiempo la cima del desarrollo del arte escultórico.

Durante toda la larga Edad Media el arte del desnudo proveniente de griegos y romanos se fue perdiendo, con algunas excepciones en oriente que lo siguieron representando Dioses desnudos en templos y palacios.

En el renacimiento surge nuevamente el desnudo en obras de, entre otros, de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Tiziano, Rafael, Botticelli, generalmente representado en escenas mitológicas y religiosas como en la antigüedad.

Miguel Ángel pinta el techo de la Capilla Sixtina entre 1508 y 1512, con grandes figuras pictóricas influenciadas por la perspectiva escultórica del artista. Esparcidas por el centro de la composición, se observan veinte figuras masculinas desnudas sentadas, conocidas como "Ignudi", un nombre atribuido por el propio Miguel Ángel.

En el Juicio Final están representados trescientos noventa cuerpos que originalmente iban desnudos, incluida la Virgen María. Como Miguel Ángel pintó estas figuras desnudas, la controversia se hizo mayor con los años, y muchos acusaron a la Iglesia de hipocresía y juzgaron la obra como pornográfica. El Papa Clemente VII mandó a “vestir” algunas de las imágenes tapando sus órganos sexuales. Por suerte en recientes restauraciones se ha recuperado algunos desnudos originales.

El Cristo de la Minerva, de Miguel Ángel Buonarroti es la denominación de una escultura de mármol, finalizada en 1521, que representa a un Cristo redentor, desnudo, abrazando la Cruz (el lienzo de pureza que oculta sus genitales es una adición posterior). Esta obra se encuentra en el lado izquierdo del altar mayor de la iglesia de Santa Maria de Roma.

La primera versión comenzada en 1514 fue interrumpida por una grieta en el mármol y posteriormente recomenzada en 1521 en un nuevo bloque, con una nueva versión que fue colocada en la referida iglesia. Durante mucho tiempo se creyó perdida la primera versión, hasta que en 2000 fue identificada y se expone ahora en la iglesia del monasterio de San Vincenzo en Bassano Romano, sin el paño de pureza.

Cuando Lorenzo el Magnifico murió, Miguel Ángel se trasladó al convento del Santo Spirito en el año 1492. Como agradecimiento Miguel Ángel realizó un crucifijo en madera policromada donde esculpió el cuerpo de Cristo desnudo, con apenas musculatura y con el cuerpo de un adolescente. Esta obra, que se había dado por perdida, fue recuperada en el año 1962, en el mismo convento, cubierto con una capa de pintura que lo hacía casi irreconocible.

Por otra parte, el Cristo crucificado de Bembenuto Cellini es una representación escultórica del Cristo crucificado realizada en mármol blanco de Carrara entre 1559 y 1562. Se exhibe actualmente en la Basílica de El Escorial, sobre una cruz de mármol negro superpuesta sobre otra de madera, y con los genitales cubiertos por un paño de pureza (perizonium) que se puede retirar: La cabeza está ligeramente inclinada hacia la derecha y no lleva corona de espinas. La anatomía está realizada con un gran realismo.

En nuestros días nos encontramos también con algún Cristo desnudo no exento de polémica, Se trata del Cristo en brazos de la muerte, de Medina del Campo y del escultor zamorano Ricardo Flecha. Se encuentra en el museo de la ciudad y para salir en procesión fue necesario vestirlo con un paño de pureza, aunque en su emplazamiento habitual esté desnudo tal cual lo ideó el imaginero. La figura ha sido trabajada como las antiguas imágenes del siglo XVI, talla directa y de una sola pieza.

Otro ejemplo de Cristo desnudo es esta vez en pintura. En el año 1890 el pintor y grabador simbolista alemán Max Klinger representaba en su Crucifixión de Cristo (Museum der Dieldesde) a Jesús completamente desnudo en la cruz mirando con profundidad a la Virgen, mientras María Magdalena estaba a punto de desmayarse.

Lo que debemos tener en cuenta es que estos Cristos no son la excepción, nada tiene de raro cincelar los órganos sexuales de Jesús que, las escuelas de la imaginería española y también europea de los siglos XVI y XVII, plasmaron de forma prolija obsesionadas por alcanzar la perfección en la representación de la anatomía humana.

Muchos Nazarenos de Semana Santa son tallas de cuerpo entero, aunque no estemos acostumbrados a verlos sin ropa, cosa que no sucede con los barrocos niños Jesús, que suelen siempre aparecer desnudos y que muchos de los grandes imagineros han reproducido.

 

 

Fuente
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