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Fultorius y Peseus

 

Personajes de Nudelot: Fultorius y Peseus, grandes pensadores de Nudelot, fueron mentes libres porque las herramientas que existían no pudieron ajustar las piezas de sus cerebros. Pensar de manera libre y en voz alta. De sus obras podemos conocer cómo se desarrollaba la vida en Nudelot.

Ellos sabían que, fuera de las puertas de Nudelot, el mundo funcionaba de otra manera: Por ejemplo, a los siervos y esclavos no se les permitía aprender a leer o escribir, por miedo al ansia de libertad que despierta el conocimiento.

Por el contrario _ expresan_ en Nudelot denominaban Psikolocus o Lokeirus a los “maestros que, con terapias educativas, descontaminaran de basura los cerebros y, se purificaran las mentes de quienes se incorporaban a esta hermosa opción de vida.” Ello les permitía curar el corazón maltratado, expresar los espíritus heridos. Estos fueron los primeros pasos hacia las ceremonias de purificación y liberación.

Estos Manicomius nudelotenses eran muy diferentes a los llamados Psikiatrikus o Sanatorius que funcionaban en aquella época, en donde se enloquecía a quien ingresaba, robándosele su identidad y sus pensamientos, Todos debían pensar y actuar igual. El libre albedrío era privilegio de pocos.

¿Qué enloquecía a las personas en esa época fuera de Nudelot? El miedo a los falsos patriarcas, los impostores religiosos, las leyes que no protegían a los estratos populares. El lumpen era el pueblo. La libertad era un concepto tan abstracto que, se consideraba ilógica. La felicidad era otro imposible si no se nacía en el entorno de los elegidos. Las mismas familias sobrevivían secuestrando y ocultando a sus seres queridos, para que los arrebataran los que solían llamarse: "Xeñores".

Los maridos eran caza fortunas y el miedo y la angustia de ser vendidas a los mejores postores, hacía que las doncellas fueran víctimas de la “lokurus histericus”, porque las llamas infernales eran peores que las hogueras inquisidoras.

No existían tratamientos ni siquiera para el mal de San Vito y por eso, en la piedra de los suicidas, se lanzaron muchos infelices.

No es que en Nudelot se hicieran milagros, pero el solo cruzar el puente levadizo e ingresar al castillo nudelotense generaba una sensación de alivio y purificación. Por ello, “Los asombrosos milagrosos de Nudelot” pronto fueron noticia en las regiones.

¿Qué era ser inteligente o normal en Nudelot Allí todos lo eran a su manera, de acuerdo con sus virtudes y aptitudes. La comunidad prosperaba a una velocidad inimaginada, porque todo se ordenaba y ejecutaba con amor. Todos actuaban motivados por la idea que estaban haciendo realidad sus sueños.

Macedonius fue el encargado de estructurar los modelos educativos, la formación integral de todas las personas, niños, jóvenes y mayores. El anciano no era considerado inútil, porque sus ideas se tildaban de “conocimientos dorados”, el saber que aporta la experiencia, el diario vivir. Todos eran lo que eran y por eso, todos eran normales. Debian aprender a ver y aceptarse tal como eran.

La Ceremonia de la Aceptación consistía en verse y sentirse rodeados de una comunidad amplia y heterogénea desnuda, expresando felicidad y sosiego, lo que les inspiraba confianza.

Por lo general, era Floreyna o Cicerius quienes tomaban la palabra y, unas jóvenes adornadas con flores sobre sus cabezas, iban ungiéndolos con extractos naturales de flores o plantas aromáticas y, los bañaban con agua tibia, mientras que la visión de personas desnudas obraba un milagro nada extraño para los nudelotenses: desaparecía el miedo, la ansiedad y la vergüenza. El pudor mutaba en felicidad y se despertaba el deseo por ser abrazados o abrazar los nuevos miembros de la comunidad. Los sentidos disfrutaban de este evento.

Luego se iniciaba la ceremonia de iniciación con las máscaras. Los iniciados elegían las máscaras y tocados a su gusto y, parecían dioses bajados del cielo o una idílica ceremonia pagana . Los más locos eran Desvelius y la Shirgam que se encargaban de integrar a todos en un solo baile, llevándolos a lograr un éxtasis o delirio colectivo.

Martikus y Saldarriagus eran las brujillas más locas de este bello aquelarre. Ellas danzaban y esparcían aromas de los sahumerios purificadores. El aceite, el vino y el “humus” generaban pronto sensaciones de bienestar y, la libertad era absoluta. “La placidez depende de perder los miedos”

“Olvídate del viejo hombre o de la vieja mujer que fuiste. Ahora eres libre y serás completamente feliz. Ya no le perteneces a nadie y nadie dependerá de ti. Vive y deja vivir a cada uno. Sé y deja ser a cada uno como es”. Era la integración natural y lógica en una comunidad en donde el amor era el símbolo.

Y como dice Oktafacer … “¿Qué enloquece a los humanos? ¿Quién nos obliga o nos impone absurdas camisas de fuerza que nos hacen infelices?” Más que azotar calles como mendigos, parecen perros buscando huesos entre la basura para saborearlos con envidiable gusto.”

 

Héctor Cediel Guzmán

Bogotá, D.C. Colombia

hectorcediel@gmail.com

 

 

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