Bañarse Desnudo en el Mar
El pudor y la vergüenza con respecto al cuerpo humano es habitual en
la mayoría de las culturas contemporáneas occidentales y darse un baño
desnudo —más allá de la intimidad de tu ducha— puede interpretarse como algo
obsceno, indecente, descocado, vulgar y un montón más de adjetivos
victorianos que apelan a esta supuesta falta de decoro de mostrar el cuerpo…
Son diversos los beneficios de bañarte en el mar, así que te puedes
imaginar que hacerlo desnudo no deja de ser similar pero diferente ¿En qué
sentido?
Mayor comodidad
En este sentido, la premisa más básica del nudismo sostiene el principal
beneficio de bañarse desnudo en el mar: estar más cómodo ¿Para qué llevar
ropa cuando no es necesaria?
El bañador o el bikini, aunque incluya materiales de última generación, de
esos de secado rápido, no deja de ser un elemento que molesta en el agua. Y
no digamos ya fuera de ella cuando ya estas mojado…
Por supuesto, si te bañas en las frías aguas del mar del Norte en enero,
quizás pases un poco de frío y eches de menos el neoprene de los surfistas.
Pues lo mismo, sentido común: si estoy más cómodo y paso menos frío con un
bañador o un uniforme para estar mucho tiempo en el agua, me lo pongo, ¿no?
No es cuestión de llevar el nudismo al extremo opuesto, convirtiéndolo en
postureo más que en una actitud sensata y natural.
Aceptación de nuestro cuerpo
Existen otras razones que seducen a la hora de darnos un baño sin ropa. Y la
principal creemos es la que está vinculada con la propia aceptación de
nuestro cuerpo, ese que nunca nos acaba de convencer, por esta flacidez de
aquí o esta celulitis de allá.
Tapar algo que no satisface no lo soluciona, lo oculta, no ante los demás,
sino ante nosotros mismos. Cuando ocultamos una parte de nuestro cuerpo que
nos avergüenza, creemos que son los demás los que nos van a sancionar con
sus miradas inquisitivas. Pero la realidad es que nadie mira a nadie (al
menos con exceso de atención), estamos demasiado pendientes de nosotros
mismos, especialmente de nuestros supuestos defectos.
Arrojar el bikini o el bañador es el primer paso para comenzar a aceptar
nuestro cuerpo. A pesar de que en un principio te puedas sentir indefenso,
también, a nivel psicológico, pronto descubrirás que no hay nada malo en tu
cuerpo. Es el que es. Y se disfruta más sin ropa, si las condiciones
externas son las indicadas.
Por esta razón la mayoría de las personas que se bañan desnudas, quieren
repetir. No sólo es agradable, sino también liberador con respecto a
frustraciones y prejuicios, principalmente los sexuales.
Liberación de prejuicios sexuales
Las asociaciones nudistas señalan que el mayor problema legal al que se
enfrenta un nudista es la aplicación del código penal sobre “exhibicionismo
y provocación sexual” …
No obstante, y al margen de esta interpretación legal, lo cierto es que
buena parte de las asociaciones nudistas, así como de las personas que han
probado esta práctica, defienden con vehemencia que no hay ninguna
provocación sexual en ella. Al contrario, en los ambientes nudistas buena
parte de las provocaciones vienen de visitantes “textiles”, aquellos que
llevan ropa.
Y tiene sentido, ya que la hipersexualización que se vive en las playas
tradicionales se debe a las sugerencias de la ropa, tal y como ha sido común
a lo largo de la historia.
Todo lo que se oculta despierta morbo y curiosidad por todo lo oculto, lo
cual se convierte en objeto de deseo. Y ese deseo, mal manejado, puede tener
consecuencias desastrosas.
Sin embargo, en las playas nudistas, por lo general, se vive un ambiente
sano y desprejuiciado: no hay postureo ni solo cuerpos tallados en el
gimnasio. Te encuentras todo eso que no ves en muchas playas textiles:
bañistas exhibiendo con alegría sus cuerpos y disfrutando con serenidad de
la comunión con la naturaleza.
Conexión con la naturaleza
Comodidad, auto aceptación, liberación de prejuicios sexuales y comunión con
la naturaleza, el último pilar que sostiene la belleza apacible y sobria del
nudismo. Porque una vez que has pasado por las dudas iniciales y tal vez el
escalofrío de notar como el agua del mar fluye por todo tu cuerpo con entera
libertad, sin capas textiles que la retengan, comienza otro proceso que ya
escapa a la psicología: pura conexión con la naturaleza.
Y en un momento dado, finalmente, dejará de ser relevante el hecho de que
estés desnudo. Simplemente estás, que ya es suficiente. El tiempo volará
mientras dejas de pensar en la experiencia del baño sin ropa: solo el mar,
el cielo y tu cuerpo mecido por las olas. Y cuando despiertas del sueño, te
diriges a la toalla con una promesa: esto hay que repetirlo más veces.
Artículo completo en:
https://www.publico.es/psicologia-y-mente/por-que-deberias-banarte-desnudo-en-el-mar-al-menos-una-vez-en-la-vida/
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